lunes, 6 de enero de 2025
miércoles, 1 de enero de 2025
MODELO ABC TREC ALBERT ELLIS
El modelo ABC de la terapia racional emotivo-conductual (véase figura 2.2) funciona de la
siguiente forma (Lega, 1991; Lega, Caballo y Ellis, 1997): El punto “A” o acontecimiento
activante (actividad o situación particulares) no produce directamente
y de forma automática la “C” o consecuencias (que pueden ser emocionales [Ce]
y/o conductuales [Ce]), ya que, de ser así, todas las personas reaccionarían de
forma idéntica ante la misma situación. La “C” es producida por la interpretación
que se da a la “A”, es decir, por las creencias (“Beliefs”) (B) que generamos
sobre dicha situación. Si la “B” es funcional, lógica y empírica, se la considera
“racional” (rB). Si, por el contrario, dificulta el funcionamiento eficaz del individuo,
es “irracional” (iB). El método principal para reemplazar una creencia
irracional (iB) por una racional (rB) se llama refutación o debate (D) y es, básicamente,
una adaptación del método científico a la vida cotidiana, método por
el que se cuestionan hipótesis y teorías para determinar su validez. La ciencia no
es solamente el uso de la lógica y de datos para verificar o rechazar una teoría.
Su aspecto más importante consiste en la revisión y cambio constantes de teorías
y los intentos de reemplazarlas por ideas más válidas y conjeturas más útiles. Es
flexible en lugar de rígida, de mente abierta en lugar de dogmática. Lucha por
una mayor verdad, pero no por una verdad perfecta y absoluta. Se adhiere a datos
y hechos reales (los cuales pueden cambiar en cualquier momento) y al pensamiento
lógico (el cual no se contradice a sí mismo manteniendo simultáneamente
dos puntos de vista opuestos). Evita también formas de pensar rígidas, como
“todo-o-nada” o “uno-u-otro”, y acepta que la realidad tiene, por lo general, dos
caras e incluye acontecimientos y características contradictorios. El pensamiento
irracional es dogmático y poco funcional y el individuo se evalúa a sí mismo,
a los demás y al mundo en general, de una forma rígida (Ellis y Lega, 1993; Lega,
1991; Lega, Caballo y Ellis, 1997). Dicha evaluación se conceptualiza a través
de exigencias absolutistas, de los “debo de” y “tengo que” dogmáticos (en vez de
utilizar concepciones de tipo probabilista o preferencial), generando emociones
y comportamientos poco funcionales que interfieren en la obtención y logro de
metas personales. De esas exigencias absolutistas se derivan tres conclusiones:
1. Tremendismo, que es la tendencia a resaltar en exceso lo negativo de un acontecimiento;
2. Baja tolerancia a la frustración o “no-puedo-soportantitis”, que es
la tendencia a exagerar lo insoportable de una situación; y 3. Condenación, que
es la tendencia a evaluarse a sí mismo o a los demás como “totalmente malos”,
comprometiendo su valor como personas como consecuencia de su comportamiento.
Ellis y Lega (1993) señalan que aprender a pensar racionalmente consiste
en aplicar las principales reglas del método científico a la forma de verse a sí
mismo, a los demás y a la vida. Estas reglas son:
1. Más vale aceptar como “realidad” lo que sucede en el mundo, aunque no
nos guste e intentemos cambiarlo.
2. En la ciencia, teorías e hipótesis se postulan de manera lógica y consistente,
evitando contradicciones importantes (así como también “datos”
falsos o poco realistas).
3. La ciencia es flexible, no rígida. No sostiene algo de forma absoluta e
incondicional.
4. No incluye el concepto de “merecer” o “no merecer”, ni glorifica a la gente
(ni a las cosas) por sus “buenos” actos y la condena por sus “malos”
comportamientos.
5. La ciencia no tiene reglas absolutas sobre la conducta y los asuntos humanos,
pero puede ayudar a la gente a alcanzar sus metas y ser feliz sin
ofrecer garantías (Ellis y Lega, 1993).
Algunos de los pensamientos irracionales más comunes de los seres humanos,
que Ellis condensó recientemente en las tres conclusiones que acabamos
de señalar (p. ej., Lega, 1991; Lega, Caballo y Ellis, 1997; Ellis, 1994), son los
siguientes (Ellis y Harper, 1975):
1. Tengo que ser amado y aceptado por toda la gente que sea importante para
mí.
2. Tengo que ser totalmente competente, adecuado y capaz de lograr cualquier
cosa o, al menos, ser competente o con talento en algún área importante.
3. Cuando la gente actúa de manera ofensiva e injusta, deben ser culpabilizados
y condenados por ello, y ser considerados como individuos viles, malvados
e infames.
4. Es tremendo y catastrófico cuando las cosas no van por el camino que a mí
me gustaría que fuesen.
5. La desgracia emocional se origina por causas externas y yo tengo poca capacidad
para controlar o cambiar mis sentimientos.
6. Si algo parece peligroso o temible, tengo que estar preocupado por ello y
sentirme ansioso.
7. Es más fácil evitar afrontar ciertas dificultades y responsabilidades de la vida
que emprender formas más reforzantes de autodisciplina.
8. Las personas y las cosas deberían funcionar mejor y si no encuentro soluciones
perfectas a las duras realidades de la vida tengo que considerarlo como
terrible y catastrófico.
9. Puedo lograr la felicidad por medio de la inercia y la falta de acción o tratando
de disfrutar pasivamente y sin compromiso.
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